El invierno también tiene sus ventajas (chocolate caliente, sofá y manta, duchas o baños calientes…), pero la sequedad de la piel no es una de ellas.
Piel tensa y tirante, descamación, sequedad, picor, son las consecuencias más visibles del frío, pero algunos ajustes en la rutina diaria son todo lo que necesitamos para mantener la piel en buenas condiciones de humectación.
Elegir los ingredientes correctos
Adjetivos como “hidratante” no lo son todo cuando se trata de elegir productos de impermeabilización en invierno.
Es necesario buscar en la composición de nuestros productos cosméticos ingredientes como la glicerina y el ácido hialurónico, que retienen la humedad, además de aceites vegetales como el aceite de aguacate, almendras, avellanas, argán o rosa mosqueta.
Protección solar
Trabajar de dentro hacia afuera
La temporada navideña puede ser, posiblemente, el peor momento para comenzar una dieta. Por suerte, mantenener la piel hidratada es tarea sencilla y se consigue de una forma muy básica.
Aumenta la ingesta de agua (al menos 8 vasos al día) para ayudar a mantener la piel hidratada. Si alimentos como el salmón, aguacate, almendras y verduras en general están pasando a un segundo plano frente a las carnes y dulces, hazte con unas cápsulas de vitamina E y omega 3 que mantendrán la humectación desde el interior.
Tratamientos con lógica
Con un aspecto cetrino y piel descamada resulta tentador exfoliar la piel con mayor frecuencia para mantener a raya las células muertas, pero esto puede ser contraproducente si no tenemos cuidado, ya que pueden sensibilizar aún más la piel frente al frío.
Los tratamientos para el acné y fuertes retinoides también deben usarse con más moderación durante los meses de frío para evitar una excesiva deshidratación.
Si sientes la piel seca aún aplicando hidratación interna y externa, prueba a modificar tus productos de higiene y limpieza facial. Cambia la espuma limpiadora por un limpiador micelar o en base de aceite y el tónico astringente por uno más suave y ligero.
Bajar la temperatura
Instintivamente tendemos a gravitar hacia las fuentes de calor en los meses de invierno, pero demasiado calor puede dañar nuestra piel.
Evita los baños y duchas con agua demasiado caliente. Al acabar seca tu piel con toques, nunca arrastrando la toalla y úntate con una buena hidratante.
Sueño reparador multitarea
Aprovecha las horas de sueño para aplicar una mascarilla hidratante y dejarla actuar toda la noche. Durante la noche los poros de la piel se dilatan para facilitar la oxigenación y ello hace que cualquier crema, sérum o mascarilla que apliquemos se absorba de forma más profunda y precisa.
Obviamente, la aplicación de una mascarilla excesivamente “pringosa” no es lo más adecuado a menos que seas capaz de dormir toda la noche boca arriba cual vampiro. Puedes utilizar como alternativa mascarillas de aceites como el de rosa mosqueta (hidratante y regenerante).
Sigue estos consejos para lucir radiante todo el año 😉